Hace
algún tiempo la información que te daban en una cafetería al
comprar tu café era mínima; quizá mencionaban si se trataba de
café importado o de Chiapas, si era orgánico o de altura y hasta
ahí. Actualmente las cafeterías no sólo anuncian el lugar de
origen de su producto sino a veces el nombre del productor, la altura
a la que se cosecha, los métodos de preparación disponibles, el
tipo de tostado y muchas otras cosas. Tal vez hayas escuchado los
términos lavado, natural y honey; éstos se refieren a los métodos
con los cuáles el grano del café puede ser procesado. Las
cafeterías de especialidad con frecuencia aclaran cuál de éstos
ofrecen en el momento, porque cada uno da características
particulares al sabor. Una vez que se han recolectado, hay que
seleccionar los frutos dañados o no maduros, limpiarlos, prepararlos
y ponerlos a secar, para después tostarlos y molerlos. La cereza del
café (el fruto rojo que contiene el grano), tiene una cáscara y una
piel alrededor de la semilla, que además está recubierta por una
sustancia mielosa llamada mucílago. El orden y modo de pelado y
secado es lo que varía entre estos tres.
Natural
o seco
Es el
método más antiguo y no requiere de maquinaria muy compleja, aunque
el proceso es más laborioso. La cereza se pone a secar sin remover
ni la piel, ni la cáscara, ni el mucílago; esto puede tomar entre
20 días y un mes. Casi todo el café de la variedad Robusta y una
buena parte de la Arábica se procesa de esta forma, en especial en
zonas con poca lluvia, ya que la humedad hace este proceso
complicado. El resultado es un café con mayor cuerpo, acidez baja y
más variedad en las posibles notas que incluye el sabor,
especialmente afrutadas.
Lavado
o húmedo
Este
proceso requiere mucha agua y hace falta maquinaria especialmente
diseñada para este propósito. Antes de poner a secar el café hay
que pasar por una serie de pasos: se retira la cáscara y la pulpa
con uso de una máquina, para después se lava mucílago, lo cuál
toma entre 12 horas y un día. Es un proceso que rara vez se usa en
el café Robusta, en general se usa para la variedad Arábica. El
café resultante tiene un cuerpo más ligero, una acidez más intensa
y muy seguido tienen notas florales.
Honey
o miel
En el
proceso honey también se retira la pulpa y la cáscara, pero el café
se pone a secar aún recubierto de mucílago. Un mito común es que
en este proceso se ocupa miel, pero esto no es verdad, el nombre se
debe únicamente a la consistencia que tiene esta sustancia. El café
adquiere un sabor muy particular, notablemente dulce y con una acidez
balanceada, que también puede dar notas frutales, entre muchas
otras.
Así
que cuando vayas por una taza de tu bebida favorita, además de poner
atención al tostado, el lugar de origen y demás, puedes preguntar
cuál de estos tres procesos tuvo y sabrás aún con más detalle qué
características puede tener. Una forma más de acercarte a descubrir
el café perfecto para ti.
Síguenos en nuestro Twitter:
No hay comentarios.:
Publicar un comentario