Seguramente
te has encontrado en alguna cafetería con un anuncio de que hay
cafés pendientes. La idea ha ganado popularidad en los últimos años
en la Ciudad de México. Se trata de una práctica que consiste en
pagar, además de tu consumo, un café adicional y dejarlo anotado
como “pendiente”; más tarde, cuando una persona sin recursos no
puede pagar por su café, puede acercarse y preguntar si hay algún
café pendiente, para que se lo den gratis. De esta forma la ayuda no
representa una pérdida económica para la cafetería. En algunos
casos el café pendiente tiene el mismo costo que el normal, en otros
el costo es menor y el negocio absorbe la diferencia; incluso en
algunas ocasiones la cafetería pone un café más por cada uno que
pague un cliente.
Lo
que mucha gente no sabe es que el concepto dista de ser nuevo. Se
cree que nació en Nápoles, Italia, a inicios del siglo XX, pero
disminuyó debido a la crisis económica de la posguerra. Sin embargo
fue hasta el 2008 que salió a la luz gracias a un artículo escrito
por el periodista Luciano De Crescenzo y a partir de ahí comenzó a
expandirse por el mundo. Hoy en día es una costumbre común en
varios países, como España, Chile, Argentina, Holanda, Bulgaria,
Canadá, Rumania, Rusia, Ucrania, Estados Unidos, Costa Rica y por
supuesto, México.
La
idea detrás de el café pendiente no sólo es ayudar a quienes no
pueden pagar un café a tener una bebida caliente en su mano, sino
que pretende ser una muestra de solidaridad y una forma de decirle a
un extraño en necesidad que siempre hay alguien dispuesto a tener un
gesto de bondad. La iniciativa está con frecuencia alineada a otras
prácticas de filantropía, como por ejemplo ofrecer alimentos a
personas de escasos recursos o destinar parte de las ganancias a una
causa.
En
México se maneja una lema: “No les podemos cambiar la vida, pero
sí les cambiamos su día”. El café pendiente en México se ofrece
en casi 600 establecimientos y a veces va más allá de la bebida, ya
que en ocasiones llegan a ser hasta desayunos completos o café
acompañado de piezas de pan. Mucha gente, sin embargo, desconfía de
que los negocios realmente entreguen los cafés a los beneficiarios,
por lo que puede ser de ayuda para los dueños utilizar el logo y
tener a la vista la cuenta de cuántos cafés pendientes se han
pagado y cuántos se han entregado. Si conoces una cafetería en la
que tengas confianza, en la que exista el café pendiente, y puedes
permitírtelo, participa en esta generosa costumbre. Porque una taza
de café no se le niega a nadie.
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